De las cosas aquellas tan irremediables que pasan en la vida,
desentendidas, malogradas, malditas.
Están las pequeñas tragedias, aquellas que día a día tejen una telaraña en la cabeza de las personas comunes y corrientes.
Son ellas en silencio las que llevan a una persona a la casa de locos.
Las calles trémulas arrinconadas alrededor de esas almas perdidas
que palpitan de menos a más dentro de la oscuridad.
Esperanzas moribundas
Búsquedas sin razón
Los ojos vacíos
La ilusión perdida
Deambulan entre frías paredes como
Muertos vivientes
En espera de
Doctores que les fríen los sesos
Enfermeras que los miran con abominación
Miran el mundo a través de la nada que se pierde entre las paredes frías
De aquel lugar
Olvidados por sus familias
Por la sociedad
Por ellos mismos
Todos los días huyen
Revoloteando como moscas
A lugares que ni tú, ni yo jamás conoceremos
Lugares mágicos, quietos, imperturbados
Donde se funden con Dios
O el diablo
A quién le importa.