jueves, 10 de noviembre de 2011

La casa de locos

De las cosas aquellas tan irremediables que pasan en la vida,
desentendidas, malogradas, malditas.

Están las pequeñas tragedias, aquellas que día a día tejen una telaraña en la cabeza de las personas comunes y corrientes.

Son ellas en silencio las que llevan a una persona a la casa de locos.

Las calles trémulas arrinconadas alrededor de esas almas perdidas
que palpitan de menos a más dentro de la oscuridad.

Esperanzas moribundas
Búsquedas sin razón
Los ojos vacíos

La ilusión perdida

Deambulan entre frías paredes como

Muertos vivientes

En espera de

Doctores que les fríen los sesos

Enfermeras que los miran con abominación

Miran el mundo a través de la nada que se pierde entre las paredes frías

De aquel lugar

Olvidados por sus familias

Por la sociedad

Por ellos mismos

Todos los días huyen

Revoloteando como moscas

A lugares que ni tú, ni yo jamás conoceremos

Lugares mágicos, quietos, imperturbados

Donde se funden con Dios

O el diablo

A quién le importa.