viernes, 1 de julio de 2011

Mauricio Galán


Estoy sentado en un café leyendo el periódico, esperando a mi editor.
Tú, sentada en la mesa de enfrente, mirándome fijamente.
Tus labios carnosos e incitadores.
Tu cabello negro y largo.
Esbozando una sonrisa maliciosa me llamas con el índice.
(La cámara se acerca a tu rostro como en una película de Kubrick)
Y yo sólo me quedo atónito observándote…
-Ven… No seas tímido.
Me revuelvo extasiado en mi asiento.
Mi corazón latiendo con fuerza.
Me levanto y me siento a tu lado mirándote directo a los ojos.
-¿Cómo te llamas? Me dices mientras acaricias mi rostro.
Víctor.
-¿Y a quién esperas? Dices mordiéndote el labio y jugando con tu cabello.
Me has atrapado como insecto en ámbar seducido por tu mítica belleza.
Me miras como en cámara lenta esperando divertida mi respuesta.
Segundos que parecen siglos. Titubeo un poco.
-A ti por supuesto respondo sonriendo.
Te acercas un poco más a mí. Tu perfume envuelve mis sentidos.
Me das un beso apasionado, sorpresivo, contundente.
-¿Qué haces?
Escribo un libro.
-¿Sobre qué?
Sobre el amor, la pasión, la, la…
Me interrumpes susurrando en mi oído:
-¿Te ayudo?
Con todo gusto aclamo.
Me levanto, te tomo de la mano y le dejo una buena propina al mesero.
-Gracias señor ¿Qué quiere que le diga al señor Gómez cuando llegue?
¡Dile que la voy a hacer pedazos!
-¿La idea del libro señor?
¡No animal!... A ésta, le digo señalándote con los ojos.
Tú solo ríes divertida.
-¿Nos vamos?
Y salimos de aquel lugar mientras el mesero dice en voz alta para sí mismo:
¡Es usted un maestro!

Escrito por: Víctor.

2 comentarios:

reptilio dijo...

lo mas lindo que me han dicho ultimamente es:

"que rico hueles" hjahahaha

buen dia camaradas

violenta dijo...

(Qué rico hueles) Jajaja!!!

Muy Buen post! Megustó el remate, pero sobre todo la máscara.